17 marzo 2021

“COMPLEJIDAD Y EDUCACIÓN”. HACIA UNA SÍNTESIS DE LOS PRINCIPALES ARTICULOS SOBRE EL TEMA

 ARTÍCULO*

AUTORES: Adrián Torres Canales, Licenciado en filosofía, Universidad de Chile, MA, MBA, PhD ©. Mauricio Riadi Mahias, Licenciado en Ciencias Políticas, UTEM; Diplomado en RRII, UTEM. 

La UNESCO solicitó a Edgar Morin su opinión sobre la educación dentro de su pensamiento complejo, lo que se vuelve un debate internacional sobre la forma de reorientar la educación hacia un desarrollo sostenible. Morin sostiene que la educación se convierte en la fuerza del futuro, porque está considerada como uno de los instrumentos más poderosos para realizar el cambio. Uno de los retos más difíciles será modificar nuestro pensamiento de forma que haga frente a la creciente complejidad, la rapidez de los cambios y la imprevisibilidad que caracterizan a nuestro mundo. (Torres Ortega, 2016)

La intelectualidad del mundo se encuentra, hoy, inmersa en una discusión acerca de los límites de la razón, la legalidad del conocimiento científicotécnico, el fin de las disciplinas, el fin del sujeto y de la historia, la falacia del progreso y del desarrollo, y la emergencia de nuevos referentes y valores. En tal sentido, el debate epistemológico se ha vuelto particularmente álgido y, frecuentemente, es asumido como crítica a la Razón Instrumental, al cientificismo y a las perversiones tecnológicas, especialmente aquellas que tienen implicaciones ecológicas y sociales. Como consecuencia, todo el conocimiento, tanto el que se refiere a los átomos y las moléculas, como al mundo biológico, al hombre o a la sociedad, está siendo sacudido por una nueva visión del mundo, la cual, dicho sea de paso, amenaza incluso al propio concepto de “disciplina” y anuncia su desaparición. Así pues, la actual discusión acerca de los límites de la razón científicotécnica y la fundamentación del concepto y la práctica “disciplinaria”, estimulada por la denominada “crisis de la modernidad”, ha conducido a una nueva manera de aproximarse al conocimiento, bien sea éste natural o social, y a repensar la academia junto con las instituciones que le sirven de asiento. Esta crisis de los paradigmas de la modernidad, la introducción de la idea de “caos” en la ciencia y la aparición de la noción del pensamiento complejo, está afectando no sólo la visión de nuestra cultura occidental sobre el universo, sino que tiene efectos devastadores sobre el modo mismo de pensar y hacer, y especialmente sobre la práctica pedagógica y académica actual.[1] (Ferguson, 2003)

“La educación, como proceso de formación de los seres humanos para la sociedad, se encuentra determinada por los requerimientos del ser social. Ésta se valida toda vez que mantiene coherencia con los paradigmas, categorías, o las bases epistemológicas de un determinado cuadro científico de mundo o imagen de éste.” Es necesario develar que las crisis o problemas que tiene el proceso educacional actual, “obedecen a un movimiento objetivo de tensiones dadas por las necesidades sociales y los obstáculos de las micro y macro relaciones de poder sustentadas en paradigmas clásicos”.[2] (Taeli Gómez, 2010)

La educación es una práctica social, y la evaluación, uno de sus principales componentes y compromisos. No se concibe la educación sin la evaluación. En los últimos veinte años hemos asistido a la resignificación del concepto y al análisis de sus repercusiones en el ámbito escolar, aspectos que han sido abordados desde diferentes perspectivas. Reconocemos la fuerza que ha tomado la evaluación cualitativa; inclusive, en algunas instituciones se ha generalizado y reglamentado, pero consideramos que esto no ha bastado para comprender su verdadera dimensión e incidencia en el proceso enseñanza- aprendizaje. (Hernández Barbosa & Moreno Cardozo, 2007)

Uno de los retos de la educación es dotar a la ciudadanía de los recursos que le permitan construir las oportunidades que se vislumbran en el actual contexto de crisis. El paradigma de la complejidad emerge del diálogo entre una forma de pensar, un marco de valores y un modelo de acción que incorporan los principios de la ciencia contemporánea (estructuras, relaciones, organización, procesos…) Incorporar los principios de la complejidad a la educación comporta preguntarse cómo dichos principios hacen reconsiderar aspectos como el modelo de pensamiento, la relación entre disciplinas de conocimiento, la planificación de la acción, la relevancia de las emociones y la forma de abordar la investigación didáctica..[3] (Joseph Bonil et al., 2010)

Para Tobón el problema de la formación de hoy es que está basada en competencias, pero desde un pensamiento simple y existe un gran vacío en cuanto al enfoque epistemológico desde donde se aborda esta perspectiva. Por lo que llama a diseñar un currículo y orientar la formación humana con base en competencias desde el pensamiento complejo, fundamentado en tres ejes: (1) análisis de elementos básicos del pensamiento complejo aplicados a la formación humana; (2) construcción de un concepto complejo de competencias y de competencias laborales; y (3) descripción de algunas pautas básicas desde el pensamiento complejo para diseñar programas educativos por competencias. Concluye, que es necesario pasar del paradigma simple a la lógica compleja cambiando nuestra manera de pensar.[4]  (Tobón, 2003)

Maldonado, plantea que “Existe un creciente interés por los temas acerca de la educación y la pedagogía en su relación real, necesaria o posible con la complejidad.” Por lo que hay que resolver el problema de la relación entre educación y complejidad, en el marco de las ciencias de la complejidad. La tesis que se defiende es que en el mundo actual el espacio apropiado de la educación en general ya no es el de las ciencias sociales, ni siquiera el de las aplicadas, sino, más adecuadamente, es el de las ciencias sociales del no equilibrio (NESS por sus siglas en inglés); esto es, en un sentido más amplio, las ciencias de la complejidad. Algunas conclusiones tienden a resaltar el significado cultural de las relaciones entre educación y pedagogía con las ciencias de la complejidad..[5] (Maldonado, 2014)

Así dentro de la reflexión Universitaria, podemos ver y destacar la complejidad de la realidad y la ciencia y sobre la necesidad de diferentes epistemologías y formas plurales de entenderlas. Flores, concluye que es urgente ser competentes para afrontar la complejidad, que es necesaria la convocatoria para la innovación ya que el mundo es dinámico, cambiante y complejo y que esta realidad compleja plantea desafíos permanentes para la universidad: hacer una síntesis entre saber y profesión que permita el esfuerzo permanente de construir y constituir vida intelectual. [6] (Flores, 2015)

Los modelos didácticos alternativos al tradicional se han fundamentado, en tres perspectivas teóricas: la pedagogía crítica, el constructivismo y el paradigma de la complejidad. Por otro lado, resulta clave la discusión en torno al significado e importancia de la educación para la sostenibilidad y en nuestro caso su relación con la educación científica; desde esta perspectiva el paradigma de la complejidad constituye un nuevo marco de referencia adecuado para comprender nuestro mundo y actuar en relación con los problemas sociales y ambientales.[7] (Josep Bonil & Pujol, 2005)

En la teoria de la complejidad existen siete saberes «fundamentales» que la educación del futuro debería tratar en cualquier sociedad y en cualquier cultura sin excepción alguna ni rechazo según los usos y las reglas propias de cada sociedad y de cada cultura. Además, el saber científico sobre el cual se apoya este texto para situar la condición humana no sólo es provisional, sino que destapa profundos misterios concernientes al Universo, a la Vida, al nacimiento del Ser Humano. Aquí se abre un indecidible en el cual intervienen las opciones filosóficas y las creencias religiosas a través de culturas y civilizaciones.[8] (Torres Ortega, 2016)

Según Santos Rego, podemos defender la idea de que la construcción de una pedagogía Holística puede ayudar a realizar una mejor gestión de la complejidad en educación. Tal perspectiva responde a la voluntad de contrarrestar los rescoldos de una visión newtoniana-cartesiana de la realidad, de tintes fundamentalmente reduccionistas, y estaría en línea con un enfoque, común a Dewey y Vygotsky, entre otros, crítico hacia parte importante de la teoría social europea del siglo XX, que no se ha recatado en separar mente y cuerpo y que llegó a concebir la construcción del sujeto al margen de la historia y de las condiciones sociales. El sentido holístico de la acción pedagógica exige mayor equilibrio entre tres clases de aprendizaje: de flujo informativo en una única dirección, de transacción, y transformacional. Importa mucho el contexto de inclusividad ya que exclusivizar un tipo de aprendizaje es contribuir a la frustación del desarrollo infantil. Conviene, por tanto, que el docente haga uso de la mejor combinación de enfoques, haciendo del aula una estancia en la que es posible encontrar interés y educar la motivación.[9] (Santos Rego, 2001)

Poniendolo en perspectiva, nos podemos dar cuenta que “La realidad educativa, como hoy se presenta, no deja de ser un gran desafío para la mayoría de los profesores acostumbrados a trabajar con certezas y verdades, con previsibilidad y estabilidad. Para cualquier ser humano, es difícil comprender el caos, el orden haciendo parte del desorden, la incertidumbre, la no-linealidad y la indeterminación, hoy, tan presentes tanto en nuestra realidad como también en los procesos de construcción del conocimiento y en las dinámicas que acontecen en los ambientes educativos.” [10] (Moraes, 2007)

Con esto, podemos percibir la urgente necesacidad de que los profesores reaprendan a enseñar y las Universidades cambien su malla curricular y su forma de educar, poniendo enfasis en “Una indagación reflexiva hermenéutica diatópica, se sustentan dialécticas pensadas desde la complejidad para la formación docente desde el currículum, la educación y la cultura. El proyecto hegemónico formador de docentes abstrae la cultura en una entidad objetivada y el currículum y cultura se asientan en su concepción estática. Desde pisos no reductores se despliegan saberes, participación y concientización de un colectivo que debe formar a un ciudadano para la vida y la conformación de las identidades sociales emergentes. En este sentido, la antropoética y la relación moriniana individuo-sociedad-especie deben caracterizar a un educador promotor de cambios profundos.”[11] (Rodríguez, 2017)

A modo de conclusión

La interconexión e interacciones de los objetos, las personas y el entorno en su conjunto, que sirven como base de la propuesta educativa, donde el conocimiento debe considerarse como un todo integrado y no como algo fragmentado. Nos lleva a tomar conciencia de que somos solo un componente de un sistema más general (complejo y en interacción constante), donde la educación puede ser una fuente efectiva para que los estudiantes desarrollen la capacidad de comprender otros sistemas complejos, además de organismos vivos, donde también hay una gran influencia de las "nuevas ciencias" y las humanidades.[12] (Pereira Chaves, 2010)

*Escrito para ser publicado en la revista contextos del DAEM de Recoleta, pero que no vio la luz. 

REFERENCIAS

Bonil, Josep, & Pujol, R. M. (2005). La aventura de integrar la complejidad en la educación científica de la ciudadanía. Enseñanza de las Ciencias, Extra.

Bonil, Joseph, Junyent, M., & Pujol, R. M. (2010). Educación para la Sostenibilidad desde la perspectiva de la complejidad. Revista Eureka sobre Enseñanza y Divulgación de las Ciencias, 198–215.

Ferguson, A. (2003). Cambio de paradigmas, complejidad y educación: Breves comentarios para fundar un debate. Actualidad contable FACES, 6(6), 19–24.

Flores, J. H. (2015). Complejidad y educación.

Hernández Barbosa, R., & Moreno Cardozo, S. M. (2007). Qualitative evaluation: A complex practice. Educación y Educadores, 10(2), 215-223.

Maldonado, C. E. (2014). ¿Qué es eso de pedagogía y educación en complejidad? Intersticios sociales, 7, 1–23.

Moraes, M. C. (2007). Complejidad, transdisciplinariedad y educación: Algunas reflexiones. Encuentros multidisciplinares.

Pereira Chaves, J. M. (2010). Consideraciones básicas del pensamiento complejo de Edgar Morin, en la educación. Revista Electrónica Educare, 14(1), 67–75.

Rodríguez, M. E. (2017). Currículum, educación y cultura en la formación docente del siglo XXI desde la complejidad. Educación y Humanismo, 19(33), 425–440.

Santos Rego, M. A. (2001). Pedagogía holística y gestión de la complejidad en educación. Revista de educación, 325, 219–233.

Taeli Gómez, F. (2010). El nuevo paradigma de la complejidad y la educación: Una mirada histórica. Polis (Santiago), 9(25), 183–198.

Tobón, S. (2003). Las competencias en el sistema educativo: De la simplicidad a la complejidad. Bogotá: CIFE.

Torres Ortega, M. M. (2016). “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”, por Edgar Morin. Encuesta de Colles, una herramienta para la caracterización de un grupo bajo el modelo de Blend Learning, 39-48.



[1] Cambio de paradigmas, complejidad y educación: breves comentarios para fundar un debate (Ferguson, 2003)

[2] El nuevo paradigma de la complejidad y la educación: una mirada histórica (Taeli Gómez, 2010)

[3] Educación para la Sostenibilidad desde la perspectiva de la complejidad (Bonil et al., 2010)

[4] Las competencias en el sistema educativo: de la simplicidad a la complejidad (Tobón, 2003)

[5] ¿Qué es eso de pedagogía y educación en complejidad? (Maldonado, 2014)

[6] Complejidad y educación (Flores, 2015)

[7] La aventura de integrar la complejidad en la educación científica de la ciudadanía (Josep Bonil & Pujol, 2005)

[8] Los siete saberes necesarios para la educación del future. Este es un libro de la UNESCO, desarrollado en un artículo de esta colección

[9] Pedagogía holística y gestión de la complejidad en educación (Santos Rego, 2001)

[10] Complejidad, transdisciplinariedad y educación: algunas reflexiones (Moraes, 2007)

[11] Currículum, educación y cultura en la formación docente del siglo XXI desde la complejidad (Rodríguez, 2017)

[12] Consideraciones básicas del pensamiento complejo de Edgar Morin, en la educación (Pereira Chaves, 2010)


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